El abejero, el ave que es capaz de destruir tantos nidos de velutina como los servicios de retirada

Un equipo de la Universidad de Alcalá estudia cuántos ejemplares de esta rapaz harían falta para controlar la población de avispa asiática

Un equipo del departamento de Ecología de la Universidad de Alcalá de Henares, dirigido por Salvador Rebollo y Luisa Díaz y del que forma parte José Manuel Fernández, estudia desde hace años el abejero europeo, un ave rapaz sobre la que descubrieron que actuaba como depredadora de los panales de velutina y que, por tanto, podría convertirse en una herramienta eficaz y natural para controlar la expansión de esa avispa. Concluida la primera fase de estudios, el grupo ha emprendido un nuevo proyecto, tres años de investigación por delante con los que pretenden avanzar en el análisis del comportamiento de estas aves, su efecto sobre la población de avispa asiática y cuántas harían falta para contener la expansión de esta.

«Por medio de cámaras habíamos detectado que el abejero europeo era consumidor de avispa asiática, y comprobamos que esta ave tenía una capacidad de destrucción de nidos similar a la de los organismos que se encargan de retirarlos», explica José Manuel Fernández. Analizando los datos obtenidos llegaron a la conclusión de que, mientras los equipos que se dedican a retirar nidos de velutina actúan en zonas semiurbanas o rurales pero no alejadas de núcleos de población, el abejero podría estar operando en las masas forestales. Este dato podría indicar que la población de velutina duplica la que los organismos consiguen retirar.

Esa primera fase de investigaciones resolvió muchas incógnitas, pero al mismo tiempo abrió muchos interrogantes para los que intentarán hallar respuesta con este nuevo proyecto. «Vamos a colocar radiotransmisores para estudiar los movimientos de los adultos», explica Fernández. Estos aparatos complementarán las cámaras de los nidos, de manera que cuando los abejeros lleven un panal «sabremos de dónde lo han extraído y podremos desplazarnos al lugar de la extracción». De este modo, quieren averiguar si recogen los panales de velutina en los árboles o en la tierra, porque en los últimos años les llamó la atención que los restos trasladados a los nidos de abejero tenían residuos de tierra, de ahí que sospechen que pueden recogerlos de nidos de velutina enterrados.

Otro aspecto que los estudios realizados han demostrado ya es que, «de manera natural, la población de abejeros se ha multiplicado por tres con la llegada de la velutina», apunta Fernández. Y «la media de crías por pareja también ha aumentado: antes de la llegada de la velutina era de 0,14 crías por pareja, para pasar a ser de 1,19».

Tras la incorporación al equipo de la entomóloga Luisa Díaz, en esta nueva etapa se sumará un economista que pondrá cifras a la labor que realiza el abejero, y también un matemático, Marcos Marva, que junto a un compañero de disciplina de la Universidad de Turín, expertos ambos en modelización matemática, tratará de determinar qué cantidad de abejeros serían necesarios para mantener en niveles bajos la población de velutina.

Otra de las vías de investigación que se llevará a cabo durante los próximos meses tratará de aclarar qué estructura forestal necesitan los abejeros para nidificar y asentarse en un determinado lugar. Y también se analizará el posible efecto sobre ellos de los venenos que se utilizan para exterminar la velutina, aunque para José Manuel Fernández «siempre sería bueno retirar los nidos de velutina» una vez inactivados para evitar que el veneno utilizado siga en ellos y pueda afectar a otros animales, entre ellos los abejeros que pueden acudir a esos nidos para buscar alimento.

Una investigación realizada en las Rías Baixas

Aunque se trata de una investigación auspiciada por la Universidad de Alcalá de Henares y financiada por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, el trabajo de campo se desarrolló en su primera fase, y lo hará también en esta segunda, en Galicia, concretamente en las Rías Baixas. Las comarcas de O Salnés, O Morrazo y el área metropolitana de Vigo centraron los trabajos.

«Todo apunta a que hemos dado con un depredador de la velutina»

Los investigadores llevan años esperando dar con un método eficaz y natural para combatir la avispa asiática sin dañar a otras especies. José Manuel Fernández participa en una investigación que trata de averiguar si una especie de ave rapaz se alimenta mayoritariamente de velutina

José Manuel Fernández es ornitólogo y forma parte de un equipo de investigación de la Universidad de Alcalá de Henares, del departamento de Ecología que dirige Salvador Rebollo. Los dos son de Marín, y desde el 2004 están realizando proyectos de investigación en Galicia. El último de ellos trata de determinar si el abejero europeo, un ave rapaz, es un depredador natural de la velutina, un hallazgo que sería importante para conseguir un mecanismo de control natural de la avispa asiática que no afecte a otras especies, como sí ocurre con los cebos actuales, en los que sí resultan atrapados otros insectos. Los primeros resultados de este estudio se presentaron hace unos días en unas jornadas.

-¿En qué consiste la investigación?

– Nuestras investigaciones, financiadas fundamentalmente por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el Ministerio de Economía y Competitividad, tratan sobre todo de saber qué servicios prestan las aves para el medio ambiente. A raíz de esto surgió el tema de la velutina, por la inquietud social que se vivía por aquí. Sabíamos que había un ave, el abejero europeo, que se alimentaba de himenópteros, sobre todo de avispas. Se nos ocurrió que seguramente esta ave estaría consumiendo la avispa asiática. Entonces, lo que hicimos este año fue detectar los nidos de esta ave, el abejero europeo, subir, colocarles cámaras y un sensor de movimiento, de manera que cada vez que se movía una cría o llegaba un adulto, sacaba una foto cada treinta o cuarenta segundos. Este método ya lo hemos usado en estas mismas zonas con otras especies para saber qué comían, y son métodos que no producen ningún altercado ni daño en la reproducción de estas aves.

Abejero europeo

-¿Y qué consiguieron averiguar?

-Comprobamos que el 70 % de los panales que los adultos traían a los nidos para alimentar a las crías eran de celdas grandes. Solo puede haber dos especies que tengan estas celdas grandes, o la avispa asiática o la nuestra, la vespa crabro, y eso solo lo podemos diferenciar molecularmente, de manera que el contenido de ese estudio lo vamos a llevar a Madrid para que molecularmente lo determinen y sacar una proporción para ver de ese 70 % cuáles serían velutina y cuáles serían crabro. Se han recogido muestras tanto en el interior del nido como en las cercanías. De todas formas, todo apunta a que es asiática, porque nosotros cuando subíamos a colocar las cámaras en los nidos, encontrábamos presencia siempre de la vespa velutina, nunca vimos una vespa crabro por las proximidades. También porque en las muestras que trajimos para llevar a Madrid, algunas de las larvas que estaban sin comer ya tenían un tamaño suficiente para poder identificarlas y siempre era velutina. Otro detalle importante es que la crabro la mayoría de las veces cría en oquedades de árboles, y ahí ya resulta más difícil acceder o al menos sacar el panal entero, de manera que los panales que llegan al nido deberían ser más pequeños, y lo que vemos en las fotografías tiene un tamaño más grande. Pero, bueno, son hipótesis a la espera de los resultados.

-¿Hay muchos abejeros en esas zonas?

-Precisamente otro de los temas llamativos de esta ave es que tenía en nuestras zonas de estudio una densidad de parejas reproductoras, pero esa densidad se vio duplicada más o menos sobre los años 2014-2015, justo coincidiendo con el auge fuerte de la velutina. Entonces, tenemos varios frentes. Por un lado, según lo que vemos en los nidos, todo indica que el abejero va a comer mayoritariamente vespa velutina. Por otro lado, tenemos que la población de abejeros se ha duplicado a raíz de la expansión de la asiática. Y esto nos hace confirmar que hay una serie de aves que son defensas naturales. Tenemos que conocerla para poder protegerla y que siga ejerciendo esta función.

-Si se confirman los datos de la investigación, existiría un depredador natural para la velutina.

 -Claro, todo apunta a ello. A ver, no va a ser la solución. Las especies en la naturaleza se ajustan, entonces lo que está ocurriendo es que como hay más velutina, hay más parejas reproductoras de abejero. 

-¿Es posible conocer la influencia que está teniendo la presencia de abejeros sobre la población de velutina?

 -Basándonos en los pisos de panales que nos aparecían en los nidos, hicimos una estimación del consumo. Conociendo la densidad de abejeros que había en la zona, estimando la cantidad de paneles que estaban consumiendo las crías al día más el número de días que están allí, y fijando un tamaño medio de los nidos, hicimos una estimación de 700 panales, un mínimo de 500 a un máximo de 1.000 nidos que pudieron eliminar en cada una de las zonas.

-En caso de que se confirmen los datos, ¿sería posible aumentar de forma artificial la presencia de abejeros? 

-Esto entraría en el nuevo proyecto que pretendemos desarrollar en los próximos años. Necesitamos conocerlo, saber dónde crían, y desde el conocimiento podríamos al menos facilitarle las cosas o no destruirlas para que no afectemos a los ejemplares que están. ¿Ampliar la población? Eso hay que estudiarlo y requiere tiempo. 

fuente / lavozdegalicia.es

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