El eucalipto daña suelos y el equilibrio hídrico

Naturaleza. Expertos muestran los efectos de las plantaciones sustitutorias del pino y soluciones para conservar los ecosistemas

Bajo una notable asistencia de público, en el Coliseo, la reunión organizada por la asociación Eibarko Baso Biziak permitió conocer la opinión de un grupo de expertos que dieron cuenta de los problemas del monocultivo forestal intensivo, sus consecuencias y sus alternativas. Los investigadores, de reconocido prestigio, difundieron sus diagnósticos y soluciones. Además, se contó también con los fundadores de una cooperativa de baserritarras que presentaban alternativas al monocultivo intensivo, y con la responsable del programa de Bosque Escuela de la Fundación Kutxa que trabaja en busca de una sociedad más consciente de su entorno desde la infancia. Eibarko Baso Biziak anima a los eibarreses a unirse en sus objetivos, para lo que facilitó un email para recoger sugerencias en eibarkobasobiziak@gmail.com

Arturo Elosegi Doctor en Biología

«La Administración debe comprar tierras privadas»

El primer ponente de la mesa redonda fue Arturo Elosegi, doctor en Biología y catedrático de Ecología en la Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad del País Vasco. Experto en ecología fluvial, especialmente en el impacto de las actividades humanas sobre el funcionamiento de los ecosistemas fluviales, fue en 2018 cuando el Gobierno Vasco le encargó la realización de un estudio de impacto del eucalipto en Euskadi. Las conclusiones fueron dramáticas e irrefutables. El efecto del eucalipto en la composición química y capacidad de retención de agua del suelo tiene consecuencias catastróficas en la biodiversidad. La composición de sus hojas vuelve el suelo tóxico, hidrófugo, lo reseca y compacta. Además, el eucalipto seca el terreno bajo de la superficie con su gran capacidad de absorción, «en Australia se emplea para desecar tierras pantanosas». Entre los datos que aportó, en 2020 la superficie que ocupa el eucalipto se ha duplicado en Gipuzkoa, y en varias zonas de Bizkaia llega a cubrir el 50%. «No solo existe en propiedades privadas, también en públicas. Un 12% del eucalipto plantado se encuentra en tierras públicas. La hoja es también tóxica. En un 90 % reduce la diversidad de los anfibios y en un 65% las especies de aves, ya que son arboles sin agujeros en los troncos, y desaparecen los árboles viejos», dijo. Según los estudios analizados, se puede concluir que «en muchas ocasiones el eucalipto es algo más perjudicial que el pino, y mucho más que el bosque autóctono. Estamos viviendo una enorme crisis medioambiental, también la pandemia sanitaria es parte de ella. ¿Qué se puede hacer desde un ayuntamiento?. Debe comprar la Administración tierras privadas, una vez que ahora están muy baratas, casi regaladas, o también se deben firmar convenios de uso con baserritarras. Frente a ellos, los ciudadanos debemos seguir consumiendo los productos de los baserritarras, para que su economía tenga futuro y no vendan sus tierras a empresas de fuera. Podemos juntarnos y comprar tierras. Debemos hacer llegar también nuestra preocupación sobre los bosques a la clase política». Pero el daño no termina ahí, el agua que lava las laderas arrastra toxinas de las hojas y las hojas mismas al sistema fluvial daña la biodiversidad de riachuelos, afluentes y ríos, destruyendo el hábitat de los insectos que alimentan a los peces y pequeños mamíferos y aves de los ríos. «La desaparición de estos afecta a los cormoranes, garzas y demás especies que tanto costó recuperar». Por si fuera poco, el eucalipto «aumenta» el impacto de las inundaciones, dado que sus plantaciones apenas retienen agua, y el de las sequías derivadas de esta misma falta de agua en la tierra. Esto, agravado por su sistema de reproducción pirófito, hace del eucalipto el responsable de los incendios de mayores proporciones que hemos visto los últimos años en la Cornisa Cantábrica y Portugal. Para rematar, el sistema de plantación por ‘matarrasa’, talando y arrastrando la cubierta forestal de una vez dejándola desnuda, suelta y a merced de las lluvias, hace que parte de la capa fértil, poco profunda y muy difícil de regenerar en Euskadi, sea arrastrada cada vez que estos eucaliptos se talan cada 10-12 años. «Nos estamos quedando sin suelo fértil», mostró en su intervención Arturo Elosegi.

Iñaki Antigüedad Hidrólogo y geólogo

«La clave es el árbol adecuado, en el lugar idóneo»

El segundo ponente fue Iñaki Antigüedad, doctor en Geología y catedrático en Hidrogeología en la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad del País Vasco. El doctor Antigüedad enfocó la atención en el aspecto geohidrológico de la cubierta forestal, ya sea natural, replantada o de explotación intensiva. Siguiendo conceptos desconocidos por la población y tratando de sustituir premisas por evidencia científica, Antigüedad expuso la necesidad de plantar «el árbol adecuado en el lugar idóneo y con la densidad correcta» con el fin de proteger la mayor riqueza, que son el suelo y el agua. Sin suelo no hay bosque». En este sentido, afirmó que «plantar cualquier árbol en cualquier parte puede no ser la mejor solución siempre, y a veces convendrá dejar pastizales o arbustos a la hora de restaurar el ecosistema». Coincidió con Elosegi en que el monocultivo del pino, y peor aún el del eucalipto, es la manera de «ocupación» del terreno más dañina, tanto para el suelo como para el equilibrio hídrico. Antigüedad se mostró en favor de una explotación racional del terreno, también económica, con plantaciones de árboles de crecimiento rápido para la obtención de madera, pero no de cualquier especie, ni en cualquier lugar y tampoco de manera extensiva ni intensiva y en cualquier caso siempre protegiendo los cursos de agua. La clave es: el árbol adecuado, en el lugar idóneo y adecuadamente gestionado. Los bosques y el agua tienen una relación muy compleja. Los arboles consumen agua del suelo, los más jóvenes más, a medida que se hacen más viejos menos. El problema del eucalipto es que se corta joven, a unos 12 años, se vuelve a plantar… por lo que consume mucha agua constantemente. No para de consumir».

Iñaki Etxebeste Cooperativa Errez

«La maquinaría pesada produce grandes erosiones»

La tercera ponencia vino de la mano de Iñaki Etxebeste, de la Cooperativa Errez, que fundó el proyecto Tantai para unificar a baserritarras y terratenientes en una asociación que se dedica a la explotación mancomunada del bosque autóctono en explotación continua, sin matarrasas ni especies invasoras, unificando costes y beneficio. Etxebeste habló del surgimiento de la cooperativa, creada en 2018, con el objetivo de hacer otro tipo de silvicultura. Propuso evitar las intervenciones agresivas, con maquinaria pesada y enorme, para lo que solicitó «otras alternativas menos invasivas. La maquinaria pesada produce grandes erosiones y desgaste de la primera capa de tierra, la más importante y compacta enormemente la tierra. La cooperativa silvícola Tantai impulsará un modelo sostenible, con una gestión guiada, compartida y unificada. No solo busca la rentabilidad económica, la ecologica también. Se encuentran en desarrollo este 2021 para ponerla ya en marcha en 2022. «Aunque se crea en Debagoiena, no se van a limitar a esa zona. Por supuesto, nuestra apuesta es la de plantar especies autóctonas. Se gestionarán mediante entresacas, sin masacrar el bosque, asegurando siempre su cubrimiento».

Maialen Sistiaga Bosquescuela de la Kutxa

«El contacto con la naturaleza da beneficios a la infancia»

La charla terminó con la intervención de Maialen Sistiaga, doctora en Biología, investigadora y profesora en la UPV, en la Universidad British Columbia y de la Universidad Cagliari, responsable del Proyecto Bosquescuela de la Fundación Kutxa que ha establecido un programa para la educación y familiarización de nuestros jóvenes con nuestra flora y fauna autóctonas así como con la función que hacen en ecosistema y la necesidad de preservarlos. Así, habló sobre la educación ‘Pedagogía de Bosque’, «un modelo que ofrece muchos beneficios desde la infancia». En este sentido mantuvo que el contacto con la naturaleza «ofrece muchos beneficios desde la infancia, además, crea adhesión hacia la naturaleza, su conocimiento y comprensión. Sin ese conocimiento, no existe un buen cuidado», finalizó la bióloga de Fundación de Kutxa.

fuente / 21noticias.com

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